viernes, 27 de noviembre de 2015
El fanatismo
El fanatismo es sin duda uno de los mayores peligros con los que se encontraron todas las sociedades, incluyendo la actual. Desde el fanatismo religioso y político al deporte, el fanatismo ha sabido movilizar las pasiones e instintos más profundos de los individuos.
El sufijo ismo hace referencia a una doctrina, a una creencia en particular. Por otra parte, el término fan hace alusión a un seguidor más bien entusiasta de una persona o cosa en particular. Por ende, fanatismo significa el seguimiento y defensa vehemente de una persona, doctrina o religión de una manera extremadamente pasional, al perder así cualquier sentido crítico sobre lo que se es fanático.
En muchas ocasiones, el fanatismo rompe las barreras de la racionalidad y lleva a las personas a tomar acciones que pueden atentar incluso contra el sentido común. Es importante aclarar que la persona fanática es muy distinta de un seguidor fiel o de aquellos que poseen un gusto muy marcado sobre determinada persona o cosa. El fanatismo se caracteriza por su vehemencia y discurso, generalmente violento, que tiende a defender y exacerbar la posición propia contra cualquier opinión contraria. Es por esto que los fanatismos hoy en día son mal vistos por la sociedad, ya que atentan contra los valores democráticos de diálogo y tolerancia.
Para llegar al extremo del fanatismo, la persona debe contar con una estructura psicológica apropiada para esto; sin embargo, el objeto del cual la persona se vuelve fanático debe tener ciertas características particulares, de hecho no es posible ser fanático de una obra de arte o una innovación tecnológica. El fanatismo requiere de una doctrina o institución con el que se sienta totalmente identificado, que trascienda el plano meramente individual, que penetre en la totalidad de su esencia y sienta que ésta última gira en torno a lo que adscribe. Se suele utilizar la expresión filosófica clásica: “como si detentara la llave del mundo” para describir este sentimiento. Por eso, los fanatismos suelen ser religiosos y políticos, principalmente.
La idea principal del fanatismo es que toda acción que se haga o se defiende se debe hacer con pasión extrema y esmero.
miércoles, 25 de noviembre de 2015
Especies en peligro de extinción en Canarias
Las Islas Canarias ocupan un lugar privilegiado en cuanto a diversidad biológica. Pero el intensivo uso del territorio ha ocasionado que muchas de las especies propias de las Islas, tanto vegetales como animales, se encuentren en peligro de desaparición. Las principales causas del deterioro de las masas vegetales han sido, en primer lugar, las actividades agrícolas y ganaderas, y el asentamiento de la población, lo que ha requerido, durante siglos, la deforestación de amplias zonas para el desarrollo de las actividades productivas.
En la actualidad, los dos millones de habitantes del Archipiélago y los más de diez millones de turistas que nos visitan anualmente, generan una importante presión en el territorio, y por ende, sobre las especies que en él viven.
La protección y conservación de la naturaleza canaria comienza en 1954, con la creación por Ley de los parques nacionales de El Teide y la Caldera de Taburiente. Más tarde, en 1974, se unió Timanfaya, y posteriormente, en 1981, Garajonay. Se inicia de esta forma la protección de importantes formaciones vegetales: retamar y codesar de alta montaña, pinar, monteverde, tabaiba dulce o comunidades de líquenes. Pero el mayor logró en cuanto a la protección de la vegetación se consigue con la Ley de Espacios Naturales Protegidos de Canarias del 19 de diciembre de 1994, que incluye 145 espacios naturales protegidos, ocupando más de un 40% del territorio, con lo que quedan protegidas gran parte de las formaciones vegetales que caracterizan el paisaje canario.
Pinzón Azul de Gran Canaria
Lapa
Lagarto Gigante del Hierro y La Gomera.
Murciélago Orejudo canario.
Alimoche.
Langosta herreña.
Musaraña de Osorio.
Hubara canaria.
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